Es la historia de la
desaparición de dos niñas en un barrio de una ciudad de Estados Unidos. Los
padres, y un detective de la policía, comienzan la búsqueda –desesperada- de
las chiquillas. Un joven que maneja una camioneta, es el principal sospecho de
la desaparición. Sin embargo, el joven padece de una especie de retraso mental
y por lo tanto no puede ofrecer una versión completa de los hechos. Uno de los
padres decide secuestrar al joven y torturarlo sistemáticamente para que revele
la verdad.
“Prisoners”
o “Intriga” (como se tradujo el título en español) es una cinta cruda,
explícita, y polémica. El director del filme es Denis Villeneuve, quien ha
realizado películas como “Incendies”, “Maelström”, entre
otras. Los protagonistas son los actores Hugh Jackman, Jake Gyllenhaal, Terence
Howard, Viola Davis, María Bello, Melissa Leo, y Paul Dano. En lo personal, la
cinta me causó una profunda impresión por ciertas escenas explícitas de
violencia, y por el dilema moral que plantea.
Sin contar todo el guión podemos decir que el tema
central de la película es el rapto de las dos niñas y la decisión que toma uno
de los padres (interpretado por Hugh Jackman) de torturar al posible secuestrador
para que diga la verdad sobre el paradero de las chiquillas. El joven –probable
secuestrador o asesino- padece una limitación mental que le impide hablar con
suficiencia. El padre de una de las infantes somete a este joven a una serie de
torturas para que diga todo lo que sabe. El otro progenitor (interpretado por
Terence Howard) en un primer momento no está de acuerdo con lo que hizo su
amigo, pero después se suma a la operación de sadismo, lo mismo que su esposa.
Del otro lado se encuentra un joven detective de
la policía (Jake Gyllenhaal) encargado de buscar a las niñas desaparecidas. El
detective representa las fuerzas de la justicia, y de la sensatez –hasta cierto
punto-; y por lo tanto, él es el que debe dar una solución racional a todo el
conflicto. Obviamente el detective es un ser humano, y como se muestra en una
parte de la película, termina en cierto punto por demostrar sus emociones.
Aunque su frialdad y su racionalidad contrasta con la pasión y con la
irracionalidad del padre secuestrador.
La película hace alusión a varios símbolos
religiosos –como bien han notado varios críticos-, entre ellos, se menciona a
Dios, a la justicia divina, a la suerte, y a los laberintos (imagen que en la
antigüedad utilizaban ciertas sociedades esotéricas). ¿Por qué se hace esto?
¿Por qué el director y el guionista introducen esta temática en un filme netamente de corte policial y de suspenso? Yo
creo que tiene que ver con la justicia. Durante toda la historia de la humanidad
los hombres hemos vinculado la justicia, el castigo, el perdón, con Dios, con
el karma, con el cielo y con el infierno. Nuestras buenas o malas acciones
tienen consecuencias, estos son los efectos de aquellas, y nuestra “suerte”
está vinculada a ese pasado donde un juez invisible, que podría ser Dios, o una
fuerza invisible indeterminada, nos arrastran a padecer los castigos por esas
acciones.
Uno de los padres de las niñas perdidas –el
torturador, podría llamarlo así- hace continua alusión a Dios, y a la justicia
divina. El padre torturador pierde el Norte moral complemente en una parte de
la historia, y deja que sus impulsos primarios lo lleven a conseguir una
información de forma desesperada. Para esto recurre al secuestro, a la tortura,
al sadismo. Aquí es donde el director de la cinta pone al espectador contra las
cuerdas y lo invita a reflexionar sobre el dilema moral propuesto: ¿Haría usted
lo mismo si estuviera en las mismas circunstancias? ¿Torturaría hasta la muerte
a un sospechoso que ha raptado a uno de sus hijos, o a uno de sus padres? ¿Dónde quedan las creencias religiosas?
¿Dónde queda la creencia en una justicia divina? ¿Dónde queda la confianza en
el sistema de justicia del Estado? ¿Dónde quedan todos esos siglos de supuesta
evolución del sistema judicial? ¿Dónde quedan los valores? ¿El “todo vale” se
justifica en estos casos?
En condiciones extremas los hombres pasamos por
encima de todo lo que ha ganado la civilización: esa la propuesta del director,
y del guionista Aaron Guzikowski. Sin embargo,
está la figura del detective, el arquetipo del héroe, del representante de esa
justicia divina y humana, que trata fríamente de encontrar a las desaparecidas
sin recurrir al exceso, y valiéndose de la astucia, y de la inteligencia, que
le son propias a aquellos que siempre obran con ecuanimidad. ¿Una lección? ¿Un
mensaje? ¿Una moraleja? Villeneuve y Guzikowski nos están aleccionando,
¿qué quieren decir? ¿Que como dice el dicho: “La justicia se demora en llegar,
pero llega”? Es probable, y de acuerdo con todo el desarrollo de la película
desde el comienzo hasta el final podemos
decir que ese es el mensaje.
¿Todo
vale? Un tema muy de moda por estos años en Colombia y en el mundo; ¿se
justificaba la invasión a Irak para detener a Saddam Hussein? ¿A Afganistán? ¿A
Libia? ¿Las torturas que llevaron a cabo agentes de la CIA contra sospechosos
de terrorismo se justificaban? ¿Se justificaban los paramilitares en Colombia?
¿Era necesario recurrir a un ejército privado para combatir a la guerrilla? La
respuesta para algunos es contundente: NO; sin embargo, cuando nos encontramos
en situaciones límite, situaciones en las que se debe escoger, la cosa ya no es
tan fácil. Si usted sabe o sospecha que una persona tiene secuestrado a un hijo,
y necesita saber su paradero ¿torturaría al secuestrador? ¿Lo sometería a un
trato cruel con tal de que hablara? ¿Qué es más importante, el paradero de su
hijo, o los derechos humanos del secuestrador? Creo que el asunto es más
difícil cuando se plantea la coyuntura desde este punto de vista.
Precisamente
en este año Hollywood nos mostró varios ejemplos sobre este dilema. La película
ganadora del Oscar a mejor filme fue “Argo”, la historia de cómo unos
norteamericanos se fugan de Irán haciéndose pasar por realizadores
cinematográficos. Algunos dirán que obviamente el “todo vale” se justificaba en
este caso; el engaño era primordial para que la fuga fuera exitosa, y que
obviamente ellos estaban huyendo de un cautiverio injusto. Sin embargo, y si
somos rigurosos, lo que ellos hicieron fue quebrantar las leyes de un país
extranjero so pretexto de estar ilegítimamente encerrados en él. El “todo vale”
era necesario, incluso, creo que el 99% de las personas harían lo mismo si
estuvieran padeciendo esta circunstancia.
Otra
película ilustrativa sobre lo mismo fue “Lincoln” del director Steven
Spielberg, en la cual, narran la forma como se logró abolir la esclavitud en
Estados Unidos, recurriendo en ciertos casos al soborno, al chantaje, y al
clientelismo. ¿Si esto lo hizo Lincoln, qué se pude esperar? Fue necesario
incurrir en inmoralidades para abolir otra inmoralidad. Aquí el caso también es
extremo, muchos también dirán: ¡Se trataba de abolir la esclavitud!
Pero
el peor de todos los ejemplos es la película “Objetivo Bin Laden”, en la que se
narra la persecución contra el supuesto líder de la red terrorista Al-Qaeda. En
ella nos muestran la forma como la CIA torturó sin misericordia a varios
secuaces de Bin Laden para dar con su paradero. Una situación extrema: era
necesario hacerlo para dar con él. El “todo vale” se justificaba, es la
consigna de la película.
Aquí,
en “Prisoners”, el “todo vale” es menos claro, menos justificado, de hecho la
figura del policía con ese aire de serenidad y de tranquilidad, desvirtúan la
locura del padre torturador. Empero, él no es el único transgresor de las leyes
divinas y humanas, también lo hace un cura, y lo hace la policía, y lo hacen
otros secuestradores. En un mundo lleno de perversión la moralidad comienza a
tambalear, y los que supuestamente no romperían un plato en condiciones
extremas destruirían toda la loza.
La
película tiene un final –que obviamente no voy a contar- bastante
controversial, o mejor dicho bastante sorpresivo, que a muchos no les gustó,
pero que mí me encantó, el final perfecto de la película. Yo creo que si usted
entendió a cabalidad la cinta, también entendió el final, el cual es coherente
con toda la trama que en ciertos pasajes se torna cruda y descarnada.
Desde
un punto de vista artístico “Prisoners” es una
película más que aceptable, yo diría que es buena. Las actuaciones de
Jackman y de Gyllenhaal están a tono con las cargas emocionales que tiene la
cinta. El guión está bien construido, aunque recurre a lo degradado, a lo que
llaman los literatos la “realidad degradada”, que en ciertas circunstancias
podríamos afirmar que de verdad está bien degradada. Es por esto, que impacta a
los que nos gusta el cine fantasioso, el cine como escape. Aquí nadie escapa a
nada (¿o sí?), ni siquiera el espectador.
Mi calificación para esta película es: 4.2 sobre
5.0.
Página web: http://prisonersmovie.warnerbros.com/
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